A veces, la vida nos enfrenta a momentos tan duros que parecen arrancarnos partes del alma. Decisiones difíciles, pérdidas, quiebres internos… cada uno deja una huella, un vacío que a veces no sabemos cómo llenar. Ese dolor, aunque devastador, empieza a transformarse. No de inmediato, no sin resistencia, pero poco a poco se convierte en un llamado: a cambiar, a soltar, a reconstruir. Es en esos instantes de quiebre donde nacen las decisiones más radicales. Ya no se trata de seguir como antes, de sostener lo insostenible. Algo dentro despierta y decide mirar hacia otro lado, hacia uno más auténtico, más alineado con lo que somos de verdad. El enfoque cambia. Ya no queremos agradar, encajar o aparentar. Queremos sanar, vivir con sentido, dejar atrás lo que duele sin propósito. Y aunque ese camino sea incierto, hay una fuerza nueva que lo impulsa: la convicción de que el dolor no fue en vano. Que cada golpe abrió espacio para algo más honesto, más libre. Así, lo que parecía una caída se convierte en el primer paso hacia otra vida
¿Cuáles son sus momentos favoritos? No hay nada mejor que capturar esos momentos exactos y por eso con mi TECNO CAMON 40 PRO 5G tengo los mejores momentos @TECNOMOBILEColombia
El despertar de la conciencia no llega con ruido ni aviso. A veces es un susurro, un vacío que pide ser llenado, una pregunta que no se calla. Cada quien despierta cuando está listo, no cuando quiere. Y no hay reloj ni camino igual para todos. Despertar es mirar adentro con honestidad, soltar lo que duele y abrazar lo que sana. Es dejar de vivir dormido en lo que otros esperan de vos, y empezar a escuchar la voz que siempre estuvo ahí, bajita, paciente. Para despertar, hace falta silencio, valor y amor. Amor por uno mismo, por la vida, por la verdad que tiembla pero no miente. Y cuando abrís los ojos de adentro, todo cambia. No porque el mundo sea otro, sino porque vos ya no sos el mismo.